Escrito por: Nimzaj Vargas Sánchez
Derek Redmond era un atleta británico de pista. Este día a día practicaba, se ejercitaba y hacia los mejores tiempos para clasificar a los juegos olímpicos. Sin duda alguna lo logró, y clasificó para los juegos olímpicos del año 92. Su meta era obtener la medalla de oro. Se colocó en la pista y esperó ese disparo, que anunciaría su salida para correr. Comenzó a correr, y mientras lo hacía pudo posicionarse en un segundo puesto. A medida que subía llegó a los 250 metros, y tuvo un percance. Comenzó a cojear y cayó al suelo. Se mantuvo con una rodilla en el suelo y con otra flexionada. Cubrió su cabeza con sus manos, mientras los otros atletas seguían corriendo por la medalla de oro.
Las personas que vieron a Derek pensaban que era su fin, pero este era su comienzo. Comienzo porque en esa carrera decidió levantarse y seguir. A pesar de que estaba herido, quería terminar la carrera, y mientras caminaba, su papá Jim Redmond corrió y se acercó para acompañarlo. Mientras ellos caminaban los oficiales intervinieron, no querían que Derek terminara la carrera, pero su papá los ignoró, abrazó a su hijo e impidió que se lo llevaran. Derek lloraba, pero seguía caminando, hasta que llegó a la meta. Aunque no consiguió la medalla de oro, cumplió otros objetivos: llegar al final de la pista y que las olimpiadas no le ganarían.
Aunque no ganó la medalla, Derek desde un principio ganó, porque clasificó a las olimpiadas, y son muchos los que no llegan. Es esto por lo que te invito a que seas un Derek Redmond. Sea cual sea tu meta no te rindas, no dejes de creer en ti, no dejes de intentar y mantente de pie. Porque eso hizo Derek y gracias a eso dejó su marca en la historia, fue llamado por muchas personas y hasta el presidente Barack Obama le dió un reconocimiento por su gran valentía.
Enlace, Derek corriendo en las olimpiadas del 92: https://www.youtube.com/watch?v=t2G8KVzTwfw
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